"EL LIBRO DEL BUEN AMOR" (Arcipreste de Hita)
EL CABALLO Y EL ASNO (Esopo)
Iva lidiar en campo el caballo
fasiente, |
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porque forçó la
dueña el su señor valiente, |
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lorigas bien levadas, muy valiente
se siente: |
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mucho delante l'iba el asno mal
doliente. |
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238 |
Con los pies, et con las manos, et
con el noble freno. |
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El caballo soberbio fasía
tan grand sueno, |
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que a las otras bestias espanta
como trueno: |
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el asno con el miedo quedó,
et no l' fue bueno. |
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239 |
Estava refusando el asno con la
grand carga, |
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andava mal e poco, al caballo
embarga: |
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derribole el caballo en medio de la
varga; |
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dis': 'Don villano nesçio,
buscad carrera larga.' |
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240 |
Dio salto en el campo ligero,
aperçebido, |
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coydó ser vençedor,
et fincó él vençido. |
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En el cuerpo muy fuerte de
lança fue ferido, |
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las entrañas le salen,
estava muy perdido. |
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241 |
Desque salió del campo, non
valía una çermeña; |
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a arar lo pusieron, et a traer la
leña, |
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a veses a la noria, a veses a la
aceña: |
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escota el soberbio el amor de la
dueña. |
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242 |
Tenía del grand yugo
desolladas las çerviçes, |
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del finojar a veses finchadas las
narises, |
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rodillas desolladas fasiendo muchas
prises, |
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ojos fondos, bermejos, como pies de
perdises. |
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243 |
Los quadriles salidos, somidas las
ijadas, |
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el espinaso agudo, las orejas
colgadas: |
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vídolo el asno
nesçio: rijó bien tres vegadas, |
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dis': 'Compañero soberbio
¿dó son tu empelladas22? |
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244 |
'¿dó es tu noble
freno, et tu dorada silla? |
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'¿dó es tu soberbia,
dó es la tu rensilla? |
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'Siempre vivrás mesquino, e
con mucha mansilla, |
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'vengue la tu soberbia tanta mala
postilla.' |
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245 |
Aquí tomen enxiemplo, et
liçón cada día |
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los que son muy soberbios con su
grand orgullía, |
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que fuerza e edat e onra, salud e
valentía |
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non pueden durar siempre, vanse con
mançebía. |
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Un hombre tenía un caballo y un asno.
Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada al asno.
Horas más tarde, el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
-
¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero
fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno
encima!
MORALEJA: Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a
tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese
momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
"EL CONDE LUCANOR" (D. Juan Manuel)
EL CABALLO Y EL LEÓN (Esopo)
Un día hablaba el Conde Lucanor con su consejero Patronio y le dijo:
-Patronio, desde hace mucho tiempo tengo un enemigo que me ha hecho
mucho daño y yo a él, de modo que por obras y pensamientos estamos muy
enemistados. Y ahora sucede que otro caballero, más poderoso que
nosotros dos, está haciendo algunas cosas de las que ambos tememos que
nos pueda venir mucho daño. Mi enemigo me ha sugerido que nos unamos y
preparemos nuestra defensa contra el que desea atacarnos, pues si los
dos estamos unidos le haremos frente con facilidad; pero si uno abandona
al otro, cualquiera de nosotros que vaya contra aquel caballero no
podrá vencerlo y, cuando uno de los dos sea derrotado, el que sobreviva
será vencido aún más fácilmente. Por eso tengo serias dudas en este
asunto, pues si hacemos las paces habremos de fiarnos el uno del otro,
por lo cual, si aquel enemigo mío me quiere engañar y si yo estuviese en
sus manos, mi vida correría peligro; pero por otra parte, si no nos
unimos como me sugiere, nos puede venir mucho daño, tal como os he
dicho. Por la confianza que tengo en vos y por vuestro buen juicio, os
ruego que me deis consejo para obrar como mejor deba.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, la cosa es importante y al
mismo tiempo peligrosa. Para que mejor sepáis lo que debéis hacer, me
gustaría contaros lo que ocurrió en Túnez a dos caballeros que vivían
con el infante don Enrique.
El conde le pidió que se lo contara.
-Señor conde -comenzó Patronio-, dos caballeros que estaban en Túnez
con el infante don Enrique eran muy amigos y vivían juntos. Estos dos
caballeros no tenían sino un caballo cada uno, y mientras ellos se
estimaban y respetaban, sus caballos se tenían un odio feroz. Como los
caballeros no eran tan ricos que pudieran pagar estancias distintas, y
por la malquerencia de sus caballos no podían compartirlas, llevaban una
vida muy enojosa. Cuando pasó cierto tiempo y vieron que no había
solución, se lo contaron al infante don Enrique y le pidieron como favor
que echara aquellos caballos a un león que tenía el rey de Túnez.
»Don Enrique habló con el rey de Túnez, que les pagó muy bien los
caballos y los mandó meter en el patio donde estaba el león. Al verse
los caballos juntos en aquel lugar, antes de que el león saliese de su
jaula empezaron a pelear con mucha ira. Estando en lo más violento de su
pelea, abrieron la jaula del león y, cuando los caballos lo vieron
suelto por el patio, se echaron a temblar y se fueron acercando el uno
al otro. Cuando estuvieron juntos, se quedaron así un rato y luego se
lanzaron los dos contra el león, al que atacaron con cascos y dientes de
modo tan violento que hubo de buscar refugio en su jaula. Los dos
caballos quedaron sin daño, porque el león no pudo herirlos ni siquiera
levemente y, después de esto, los dos caballos se hicieron tan amigos
que comían en el mismo pesebre y dormían juntos en la misma cuadra,
aunque era muy pequeña. Esta amistad nació entre ellos por el miedo que
les produjo la presencia del león.
»Vos, señor Conde Lucanor, si creéis que vuestro enemigo tiene tanto
miedo del otro porque le puede causar mucho daño y os necesita tanto a
vos que forzosamente ha de olvidar vuestras antiguas rencillas, pues
piensa que sin vos no puede defenderse, creo que, del mismo modo que los
caballos se fueron acercando poco a poco hasta perder el recelo mutuo y
estuvieron bien seguros el uno del otro, así vos debéis confiar poco a
poco en vuestro antiguo enemigo. Y si siempre encontráis en él buenas
obras y fidelidad, de modo que estéis seguro de que nunca os hará daño,
por muy bien que vayan sus cosas, entonces haréis bien y os será muy
útil ir en su ayuda para que no os destruya ni conquiste aquel otro
enemigo; pues en muchas ocasiones debemos soportar, perdonar y auxiliar a
nuestros parientes y vecinos para que nos defiendan contra los
extraños. Pero si viereis que vuestro enemigo es de tal condición que,
desde que le hayáis ayudado y sacado del peligro, al tener sus tierras a
salvo, se levantará contra vos y no podréis confiar en él, no sería muy
sensato que le ayudarais sino que debéis apartaros de él cuanto podáis,
porque habréis comprobado que, aunque estaba él en un trance muy
apurado, no quiso olvidar su antiguo recelo contra vos, sino que
esperaba el momento oportuno de causar vuestro daño, con lo cual queda
bien patente que no deberéis ayudarle a salir del peligro en que ahora
se encuentra.
Al conde le agradó mucho lo que Patronio le dijo, pues comprendió que le daba un buen consejo.
Y como don Juan vio que este cuento era muy bueno, lo mandó poner en este libro e hizo los versos que dicen así:
MORALEJA: Estando vuestras tierras protegidas de daño, evitad las argucias que urden los extraños.
FELIX MARÍA SAMANIEGO
"LA ZORRA Y LA CIGÜEÑA" (Esopo)
Una Zorra se empeña
En dar una comida a una Cigüeña;
La convidó con tales expresiones,
Que anunciaban sin duda provisiones
De lo más excelente y exquisito.
Acepta alegre, va con apetito;
Pero encontró en la mesa solamente
jigote claro sobre chata fuente.
En vano a la comida picoteaba,
Pues era para el guiso que miraba
Inútil tenedor su largo pico.
La Zorra con la lengua y el hocico
Limpió tan bien su fuente, que pudiera
Servir de fregatriz si a Holanda fuera.
Mas de allí a poco tiempo, convidada
De la Cigüeña, halla preparada
Una redoma de jigote llena;
Allí fue su aflicción, allí su pena;
El hocico goloso al punto asoma
Al cuello de la hidrópica redoma,
Mas en vano, pues era tan estrecho,
Cual si por la Cigueña fuese hecho.
Envidiosa de ver que a conveniencia
Chupaba la del pico a su presencia,
Vuelve, tienta, discurre,
Huele, se desatina, en fin se aburre;
Marchó rabo entre piernas, tan corrida,
Que ni aun tuvo siquiera la salida
De decir: Están verdes, como antaño.
Cuentan que una zorra envitó a una cigüeña a comer con ella y le sirvió una sopa en un plato llano. La cigüeña con su largo pico no pudo tomar nada. Días después la cigúeña invitó a la zorra a comer con ella y le sirvió la comida en una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la otra con su largo pico alcanzaba la comida perfectamente. Amiga, le dijo a la enfadada zorra, tu me hiciste ayunar y así te pago con la misma moneda.
MORALEJA: Trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti.
La zorra y la cigüeña. Fábulas para niños
Cuentan
que una zorra invitó a cenar a una cigüeña y le sirvió una sopa en
plato llano. La cigüeña, con su largo pico, no pudo tomar nada. Días
después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
dijo a la enfadada zorra, "tú me hiciste ayunar y así te pago con la
misma moneda".
Leer mas:
http://www.hacerfamilia.com/educacion/noticia-zorra-ciguena-fabulas-ninos-20150611123949.html
(c) 2015 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y
la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.
La zorra y la cigüeña. Fábulas para niños
Cuentan
que una zorra invitó a cenar a una cigüeña y le sirvió una sopa en
plato llano. La cigüeña, con su largo pico, no pudo tomar nada. Días
después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
dijo a la enfadada zorra, "tú me hiciste ayunar y así te pago con la
misma moneda".
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después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
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La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
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después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
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La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
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plato llano. La cigüeña, con su largo pico, no pudo tomar nada. Días
después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
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plato llano. La cigüeña, con su largo pico, no pudo tomar nada. Días
después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
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Cuentan
que una zorra invitó a cenar a una cigüeña y le sirvió una sopa en
plato llano. La cigüeña, con su largo pico, no pudo tomar nada. Días
después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
dijo a la enfadada zorra, "tú me hiciste ayunar y así te pago con la
misma moneda".
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Cierta vez, una Zorra
invitó insistentemente a su amiga Cigüeña, a cenar en su casa
mencionándole platillos deliciosos e inolvidables. La Cigüeña,
maravillada por tales manjares, acepto. Al día siguiente, fue muy alegre
y con mucho apetito. Cuando llegó y se sentó en la mesa, observó que la
Zorra, servia una riquísima sopa en un plato muy plano. La Cigüeña muy
hambrienta, comenzó a picar y a picar la sopa, pero gracias a su largo
pico, no podía comer nada y para colmo, se le escapaba la deliciosa
sopa. Por otro lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso
lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio. La Cigüeña
indignada por tal desconsideración, dijo estar llena, y se marcho.
Pasado los días, la Cigüeña invitó a cenar a la Zorra, ella muy gustosa
acepto. Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por comer
esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la exquisita comida
dentro de un largo y alto jarro de cristal, de panza ancha y boca
estrecha. La Zorra confundida, intento de muchas maneras meter su hocico
y lengua a la boca del jarro, pero no llegaba a la comida. Sus ganas de
comer se hacían aun más enormes cuando la Cigüeña degustaba maravillada
su comida. En ese momento, la Zorra hambrienta, deseaba mucho tener un
pico tan largo como la Cigüeña, y así poder degustar de la apetitosa
comida.
Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la Zorra ya muy
rendida, renunció a aquella apetitosa comida. Se despidió de la Cigueña y
se marchó pensando en la mala acción que hizo anteriormente, y el
castigo bien merecido que tuvo, por no ser considerada con su amiga
Cigüeña
Lee el original aquí:
http://www.fabulasparaninos.com/2013/03/la-zorra-y-la-ciguena_12.html
Cierta vez, una Zorra
invitó insistentemente a su amiga Cigüeña, a cenar en su casa
mencionándole platillos deliciosos e inolvidables. La Cigüeña,
maravillada por tales manjares, acepto. Al día siguiente, fue muy alegre
y con mucho apetito. Cuando llegó y se sentó en la mesa, observó que la
Zorra, servia una riquísima sopa en un plato muy plano. La Cigüeña muy
hambrienta, comenzó a picar y a picar la sopa, pero gracias a su largo
pico, no podía comer nada y para colmo, se le escapaba la deliciosa
sopa. Por otro lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso
lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio. La Cigüeña
indignada por tal desconsideración, dijo estar llena, y se marcho.
Pasado los días, la Cigüeña invitó a cenar a la Zorra, ella muy gustosa
acepto. Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por comer
esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la exquisita comida
dentro de un largo y alto jarro de cristal, de panza ancha y boca
estrecha. La Zorra confundida, intento de muchas maneras meter su hocico
y lengua a la boca del jarro, pero no llegaba a la comida. Sus ganas de
comer se hacían aun más enormes cuando la Cigüeña degustaba maravillada
su comida. En ese momento, la Zorra hambrienta, deseaba mucho tener un
pico tan largo como la Cigüeña, y así poder degustar de la apetitosa
comida.
Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la Zorra ya muy
rendida, renunció a aquella apetitosa comida. Se despidió de la Cigueña y
se marchó pensando en la mala acción que hizo anteriormente, y el
castigo bien merecido que tuvo, por no ser considerada con su amiga
Cigüeña
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Cierta vez, una Zorra
invitó insistentemente a su amiga Cigüeña, a cenar en su casa
mencionándole platillos deliciosos e inolvidables. La Cigüeña,
maravillada por tales manjares, acepto. Al día siguiente, fue muy alegre
y con mucho apetito. Cuando llegó y se sentó en la mesa, observó que la
Zorra, servia una riquísima sopa en un plato muy plano. La Cigüeña muy
hambrienta, comenzó a picar y a picar la sopa, pero gracias a su largo
pico, no podía comer nada y para colmo, se le escapaba la deliciosa
sopa. Por otro lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso
lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio. La Cigüeña
indignada por tal desconsideración, dijo estar llena, y se marcho.
Pasado los días, la Cigüeña invitó a cenar a la Zorra, ella muy gustosa
acepto. Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por comer
esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la exquisita comida
dentro de un largo y alto jarro de cristal, de panza ancha y boca
estrecha. La Zorra confundida, intento de muchas maneras meter su hocico
y lengua a la boca del jarro, pero no llegaba a la comida. Sus ganas de
comer se hacían aun más enormes cuando la Cigüeña degustaba maravillada
su comida. En ese momento, la Zorra hambrienta, deseaba mucho tener un
pico tan largo como la Cigüeña, y así poder degustar de la apetitosa
comida.
Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la Zorra ya muy
rendida, renunció a aquella apetitosa comida. Se despidió de la Cigueña y
se marchó pensando en la mala acción que hizo anteriormente, y el
castigo bien merecido que tuvo, por no ser considerada con su amiga
Cigüeña.
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La zorra y la cigüeña. Fábulas para niños
Cuentan
que una zorra invitó a cenar a una cigüeña y le sirvió una sopa en
plato llano. La cigüeña, con su largo pico, no pudo tomar nada. Días
después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
dijo a la enfadada zorra, "tú me hiciste ayunar y así te pago con la
misma moneda".
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Cuentan
que una zorra invitó a cenar a una cigüeña y le sirvió una sopa en
plato llano. La cigüeña, con su largo pico, no pudo tomar nada. Días
después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
dijo a la enfadada zorra, "tú me hiciste ayunar y así te pago con la
misma moneda".
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que una zorra invitó a cenar a una cigüeña y le sirvió una sopa en
plato llano. La cigüeña, con su largo pico, no pudo tomar nada. Días
después, la cigüeña convidó a la zorra a comer, y le sirvió la comida en
una alta y fina vasija.
La zorra no podía meter su hocico y se quedó en ayunas, mientras la
cigüeña, con su largo pico, alcanzó la comida sin problemas. "Amiga", le
dijo a la enfadada zorra, "tú me hiciste ayunar y así te pago con la
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Cierta vez, una Zorra
invitó insistentemente a su amiga Cigüeña, a cenar en su casa
mencionándole platillos deliciosos e inolvidables. La Cigüeña,
maravillada por tales manjares, acepto. Al día siguiente, fue muy alegre
y con mucho apetito. Cuando llegó y se sentó en la mesa, observó que la
Zorra, servia una riquísima sopa en un plato muy plano. La Cigüeña muy
hambrienta, comenzó a picar y a picar la sopa, pero gracias a su largo
pico, no podía comer nada y para colmo, se le escapaba la deliciosa
sopa. Por otro lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso
lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio. La Cigüeña
indignada por tal desconsideración, dijo estar llena, y se marcho.
Pasado los días, la Cigüeña invitó a cenar a la Zorra, ella muy gustosa
acepto. Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por comer
esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la exquisita comida
dentro de un largo y alto jarro de cristal, de panza ancha y boca
estrecha. La Zorra confundida, intento de muchas maneras meter su hocico
y lengua a la boca del jarro, pero no llegaba a la comida. Sus ganas de
comer se hacían aun más enormes cuando la Cigüeña degustaba maravillada
su comida. En ese momento, la Zorra hambrienta, deseaba mucho tener un
pico tan largo como la Cigüeña, y así poder degustar de la apetitosa
comida.
Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la Zorra ya muy
rendida, renunció a aquella apetitosa comida. Se despidió de la Cigueña y
se marchó pensando en la mala acción que hizo anteriormente, y el
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Cigüeña
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Cierta vez, una Zorra
invitó insistentemente a su amiga Cigüeña, a cenar en su casa
mencionándole platillos deliciosos e inolvidables. La Cigüeña,
maravillada por tales manjares, acepto. Al día siguiente, fue muy alegre
y con mucho apetito. Cuando llegó y se sentó en la mesa, observó que la
Zorra, servia una riquísima sopa en un plato muy plano. La Cigüeña muy
hambrienta, comenzó a picar y a picar la sopa, pero gracias a su largo
pico, no podía comer nada y para colmo, se le escapaba la deliciosa
sopa. Por otro lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso
lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio. La Cigüeña
indignada por tal desconsideración, dijo estar llena, y se marcho.
Pasado los días, la Cigüeña invitó a cenar a la Zorra, ella muy gustosa
acepto. Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por comer
esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la exquisita comida
dentro de un largo y alto jarro de cristal, de panza ancha y boca
estrecha. La Zorra confundida, intento de muchas maneras meter su hocico
y lengua a la boca del jarro, pero no llegaba a la comida. Sus ganas de
comer se hacían aun más enormes cuando la Cigüeña degustaba maravillada
su comida. En ese momento, la Zorra hambrienta, deseaba mucho tener un
pico tan largo como la Cigüeña, y así poder degustar de la apetitosa
comida.
Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la Zorra ya muy
rendida, renunció a aquella apetitosa comida. Se despidió de la Cigueña y
se marchó pensando en la mala acción que hizo anteriormente, y el
castigo bien merecido que tuvo, por no ser considerada con su amiga
Cigüeña.
Lee el original aquí:
http://www.fabulasparaninos.com/2013/03/la-zorra-y-la-ciguena_12.html
Cierta vez, una Zorra
invitó insistentemente a su amiga Cigüeña, a cenar en su casa
mencionándole platillos deliciosos e inolvidables. La Cigüeña,
maravillada por tales manjares, acepto. Al día siguiente, fue muy alegre
y con mucho apetito. Cuando llegó y se sentó en la mesa, observó que la
Zorra, servia una riquísima sopa en un plato muy plano. La Cigüeña muy
hambrienta, comenzó a picar y a picar la sopa, pero gracias a su largo
pico, no podía comer nada y para colmo, se le escapaba la deliciosa
sopa. Por otro lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso
lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio. La Cigüeña
indignada por tal desconsideración, dijo estar llena, y se marcho.
Pasado los días, la Cigüeña invitó a cenar a la Zorra, ella muy gustosa
acepto. Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por comer
esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la exquisita comida
dentro de un largo y alto jarro de cristal, de panza ancha y boca
estrecha. La Zorra confundida, intento de muchas maneras meter su hocico
y lengua a la boca del jarro, pero no llegaba a la comida. Sus ganas de
comer se hacían aun más enormes cuando la Cigüeña degustaba maravillada
su comida. En ese momento, la Zorra hambrienta, deseaba mucho tener un
pico tan largo como la Cigüeña, y así poder degustar de la apetitosa
comida.
Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la Zorra ya muy
rendida, renunció a aquella apetitosa comida. Se despidió de la Cigueña y
se marchó pensando en la mala acción que hizo anteriormente, y el
castigo bien merecido que tuvo, por no ser considerada con su amiga
Cigüeña.
Lee el original aquí:
http://www.fabulasparaninos.com/2013/03/la-zorra-y-la-ciguena_12.html
Cierta vez, una Zorra
invitó insistentemente a su amiga Cigüeña, a cenar en su casa
mencionándole platillos deliciosos e inolvidables. La Cigüeña,
maravillada por tales manjares, acepto. Al día siguiente, fue muy alegre
y con mucho apetito. Cuando llegó y se sentó en la mesa, observó que la
Zorra, servia una riquísima sopa en un plato muy plano. La Cigüeña muy
hambrienta, comenzó a picar y a picar la sopa, pero gracias a su largo
pico, no podía comer nada y para colmo, se le escapaba la deliciosa
sopa. Por otro lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso
lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio. La Cigüeña
indignada por tal desconsideración, dijo estar llena, y se marcho.
Pasado los días, la Cigüeña invitó a cenar a la Zorra, ella muy gustosa
acepto. Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por comer
esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la exquisita comida
dentro de un largo y alto jarro de cristal, de panza ancha y boca
estrecha. La Zorra confundida, intento de muchas maneras meter su hocico
y lengua a la boca del jarro, pero no llegaba a la comida. Sus ganas de
comer se hacían aun más enormes cuando la Cigüeña degustaba maravillada
su comida. En ese momento, la Zorra hambrienta, deseaba mucho tener un
pico tan largo como la Cigüeña, y así poder degustar de la apetitosa
comida.
Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la Zorra ya muy
rendida, renunció a aquella apetitosa comida. Se despidió de la Cigueña y
se marchó pensando en la mala acción que hizo anteriormente, y el
castigo bien merecido que tuvo, por no ser considerada con su amiga
Cigüeña.
Lee el original aquí:
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