miércoles, 8 de noviembre de 2017

MATERIA DE BRETAÑA

TRISTÁN E ISOLDA
TRASCENDENCIA

Por un lado, nos recuerda a la trágica historia de amor entre Píramo y Tisbe, vista en Las metamorfosis de Ovidio.

Por otro lado, tiene muchos elementos comunes con un romance castellano titulado "El conde Olinos".
El conde Olinos es uno de los más difundidos de la tradición oral. Cuenta la historia de un amor prohibido que desemboca un final trágico.


Caminaba el Conde Olinos,
mañanitas de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
A las orillas del mar.
A dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
 
Mientras su caballo bebe,
canta un hermoso cantar;
las aves que iban volando
se paraban a escuchar.
Se paraban a escuchar.
Las aves que iban volando
se paraban a escuchar.

- Bebe mi caballo bebe,
Dios te me libre del mal,
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar.
Y de las furias del mar.
De los vientos de la tierra
y de las furias del mar.

Desde la torre más alta
la Reina le oyó cantar.
- Mira hija, como canta
la sirenita del mar.
La sirenita del mar.
- Mira hija, como canta
la sirenita del mar.

- No es la sirenita, madre,
que ésa tiene otro cantar;
es la voz del Conde Olinos
que por mí penando está.
Que por mí penando está.
Es la voz del Conde Olinos
que por mí penando está.

- Si es la voz del Conde Olinos
yo le mandaré matar;
que para casar contigo
le falta sangre real.
Le falta sangre real.
Que para casar contigo
le falta sangre real.

- No le mande matar, madre,
no le mande usted matar;
que si mata al Conde Olinos
a mí la muerte me da.
A mí la muerte me da.
Que si mata al Conde Olinos
a mí la muerte me da.

Guardias mandaba la Reina
al Conde Olinos buscar,
que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.
Y echen su cuerpo a la mar.
Que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.

La infantina, con gran pena,
no cesaba de llorar.
Él murió a la media noche
y ella, a los gallos cantar.
Y ella, a los gallos cantar.
Él murió a la media noche
y ella, a los gallos cantar.

A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar,
y a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás.
Unos pasos más atrás.
Y a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás.

De ella nace un rosal blanco;
de él, un espino albar.
Crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.
Los dos se van a juntar.
Crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.

La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.
No cesaba de llorar.
El galán que los cortaba
no cesaba de llorar.

De ella naciera una garza;
de él, un fuerte gavilán.
Juntos vuelan por el cielo,
juntos se van a posar.
Juntos se van a posar.
Juntos vuelan por el cielo,
juntos se van a posar. 

Este romance se resume  en que el conde lleva a beber a su caballo a las orillas del mar la mañana de San Juan, la reina escucha el canto del conde, la cual llama a su hija y la esta le explica la procedencia y motivo del canto. Al ser de baja clase este muchacho, la reina se interpondrá entre ellos para que no se casen, por lo que manda matarlo. La hija de la reina muere a la mañana siguiente por pena. Ambos se convierten en un tipo de flor y la reina por envidia los manda cortar. Finalmente nacieron dos tipos de pájaros que se marchan de aquel lugar.


Tiene una temática que recuerda un tópico muy frecuente en la literatura universal y cuyo modelo descansa en las figuras de numerosos amantes desgraciados como los medievales Tristán e Iseo.
La relación y semejanzas que existen entre ambos romances, es el final trágico en los dos poemas.

 En el siglo XIX, el músico alemán vinculado al Romanticismo Richard Wagner compuso una ópera famosísima que muchos consideran su obra maestra y que, por supuesto, se ha seguido llevando a escena hasta la actualidad.








 Y por supuesto, la historia se ha llevado al cine.



 

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